Fotografía by Todd Quackenbush
Hacía tiempo que un crecimiento exponencial no me alegraba tanto. Desde que, hace varios años, creí ver una rayo de luz para la sociedad en la teoría de la singularidad del científico Ray Kurzweil no me había sentido reconfortado utilizando el término crecimiento. Me genera especial desasosiego el encontrármelo repetidas veces como un anhelo incontestable en la prensa económica. La razón del martilleado uso de esta palabrita es porque nuestro modelo económico actual adolece de una especie de síndrome del crecimiento necesario. Una enfermedad del mundo en este siglo, casi enunciada por el economista de moda Thomas Piketty y cuyas secuelas nos rodean: cardiogramas con curvas abisales en la deuda de países y familias, en los indices de desigualdad social, en los de consumo de recursos energéticos o en las cifras de desempleo. Tal y como estamos sufriendo en nuestras ibéricas carnes.
Quiero hacer una pequeña llamada de atención sobre el hecho de que no estamos preparados de serie por nuestro sistema educativo para entender las gráficas exponenciales en el comportamiento de la macroeconomía, consideramos arcano al interés compuesto o apostamos por una sílaba como la gran diferencia entre una media y una mediana estadística. Esta es una de las razones por las que lasgrandes finanzas nos han pastoreado con la connivencia necesaria de nuestros representantes.
Para el cerebro humano es poco intuitivo tomar consciencia de los grandes números y eso juega en contra del ciudadano medio en su relación con los diferentes poderes (financiero, mediático o político).
Pero lo dicho, una vez que he puesto por delante que tengo la carta marcada de la compleja exponencial, quiero mostrar mi alegría por que hace unos meses me topé con algo que crece de forma imparable y sobre lo que no tenemos que sentir precaución: os presento la progresión temporal de la cantidad de personas comprometidas con el movimiento de la economía del bien común en España.
Y como hay que predicar con el ejemplo respecto al origen de datos y la transparencia que siempre debemos pedir a quien nos enseña una curva “positiva” aquí traigo una evidencia en forma de secuencia gráfica de fotografías: corresponden a los últimos encuentros de coordinadores que trabajan en esta apuesta glocal para transformar la economía. En Madrid (el 27 septiembre de 2012 y en 16-17 de febrero de 2013), en Vitoria (el 20 de Octubre de 2013) y en Valencia (el 21-22 de Abril de 2014).
Si ponéis en una gráfica temporal el número de personas que han ido invirtiendo neuronas, manos, hombros, dinero y horas en este proyecto compartido … sorpresa … tenemos una incipiente, pero capaz, progresión geométrica de inteligencia colectiva.
Desde fuera puede parecer complejo mantener este ritmo de adscripción. Y sobre todo, parece difícil encontrar el equilibrio necesario para conseguir organizarnos y lograr resultados auditables, sin caer en los vicios achacables al aparato si emulamos a otras organizaciones sociales cuyas raíces se encuentran en el siglo XIX, como sindicatos o partidos políticos. Pero no me cabe ninguna duda que en España estamos en un momento de cambio en estas organizaciones sociales, que han adolecido bien de transparencia y democracia interna o bien de flexibilidad e inmediatez en su toma de decisiones. Y como empezamos a ver desde las pasadas elecciones europeas del 25 de Mayo la falta de los primeros son elementos de juicio que por fin comienzan a pasar factura en una democracia como la nuestra, que aun debe madurar.
De eso ya habíamos sido conscientes desde la EBC y, aunque a veces nos suponga una barrera de entrada para los no nativos digitales, desde nuestra constitución llevamos en el ADN organizacional la ventaja que suponen, como elementos de coordinación y potenciación ciudadana, las tecnologías de la información y la comunicación -TIC.
El soporte digital es una excepcional acelerador para seguir creciendo hasta lo sistémico.
Pero aunque las tecnologías sociales son imprescindibles, la EBC es una historia universal escrita y contada por personas, no sólo una colección de “me gustas”. Yo sólo puedo relatar en primera persona trocitos de las crónicas de las dos últimas imágenes: en Vitoria encontré emociones, complicidad y confianza en el otro (de esa que, de forma natural, sólo se da en los niños que se acaban de conocer y que comparten juegos de inmediato) mientras que en Valencia avanzamos hacia la necesaria racionalidad y complejidad de la edad adulta. La EBC en España muestra las primeras señales de la metamorfosis: no es lo mismo trabajar y construir entre un círculo de 40 personas a sumar voces y voluntades cuando somos 170 sentados en un (precioso) auditorio.
Para muchos de los que venimos de un entorno empresarial, la Asamblea constituyente de la asociación en Valencia fue una primera experiencia de funcionamiento democrático de grano fino en el que las decisiones las tomamos por consenso sistémico. Experimenté en ese momento el porqué algunos de mis compañeros mas experimentados están trabajando en un parlamento on line interno basado en sistemas de democracia líquida.
En ese sentido me gustó la presentación sobre la “EBC frente a las economía social y la solidaria“ de Gemma Fajardo y especialmente la de “Aspectos clave del desarrollo de organizaciones democráticas“. Y no es por que fuera Alberto Pardos el ponente (qué también, que hay que barrer un poco para casa) sino por lo oportuno de su análisis de las dinámicas de crecimiento de las organizaciones sociales y el porqué son aconsejables los mecanismos de facilitación. En efecto, la EBC es un movimiento transversal a la sociedad y son muchas y diferentes sensibilidades e intereses personales de los que nos encontramos dentro. Y tenemos que ser suficientemente flexibles e inteligentes para encontrar consensos y mecanismos de participación que nos permitan sumar.
Por lo tanto, conocer que la misma realidad puede ser interpretada de forma muy diferente dependiendo del punto de vista (y que es muy diferente lo que a cada uno nos motiva y mueve) son básicos para entender porque la escucha empática es un principio intrínseco a cualquiera de las reuniones de la EBC.
Yo, y esto es un juicio personal, creo imprescindible el trabajo transparente, compartido y en red. Y el porqué urge habilitar sistemas líquidos de votación que permitan delegar y recuperar el voto en cualquier decisión estructurante. Ahora somos 300 miembros activos y casi nos conocemos todos ¿pero que pasará cuando seamos 3.000, 30.000 o 3.000.000? El sistema celular de la EBC nos permite ser ejecutivos y accionables, pero hay que implementarlo sin estrangulamientos. Por ahora, no tenemos (mucha) prisa. Pero tenemos que ser conscientes de que existe otro crecimiento exponencial, el de la banca en la sombra. Hagámoslo bien.
Francisco Rojas
Tagged: Bien Común, democracia líquida , EBC , Economía del BienComún , economía social y solidaria , inteligencia colectiva , parlamento online , transparencia
4 Comentarios
Francisco Rojas / 2 años Hace / Contestar
En Valencia, los aragoneses duplicamos presencia (de 3 personas que fuimos a Vitoria, pasamos a 7 las que estuvimos presentes en Valencia). También estamos en progresión
Jonatan / 2 años Hace / Contestar
Una vez más un gran análisis Paco. Comparto de pleno las sensaciones que comentas de optimismo y esperanza. Concretamente en el grupo (o técnicamente “campo de energía”) de Zaragoza tenemos proyectos importantes entre manos y muy pocos recursos. Así que si lees este post tan convincente y quieres aportar al grupo contacta con nosotros a través del formulario o suscríbete al boletín y te mantenemos informado.
Alberto Pardos / 2 años Hace / Contestar
Gran artículo Paco que capta finamente las esencias que destila el movimiento EBC y gracias por el reconocimiento a mi ponencia, sin duda deudora de tu apoyo, revisión y motivación. Espero impaciente ese nuevo artículo con los contenidos de la enriquecedora conversación de esta tarde. Un abrazo.
Eva del Ruste / 2 años Hace / Contestar
Gracias por este post Paco, mi felicitación también por escrito. Una experiencia maravillosa la que vivimos en Valencia. Muchas cosas me gustan de la EBC, las has citado casi todas, pero quizá sea también el trabajo transparente, compartido y en red, lo que más valoro. Un placer aprender con vosotros (aunque a veces nos suponga una barrera de entrada para los no nativos digitales) como bien dices y sabes… ;))
Yo también invito a crear (aprendiendo de y con todos) un camino cuyo principio y final es… ¡El Bien Común!